jueves, 8 de mayo de 2014

“Un Amor Imposible Hecho Posible”

Lectura bíblica en Gálatas 5:16-26 (Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.)
Cuando un doctor de la ley preguntó a Jesús cuál de los mandamientos era el más grande, su respuesta fue: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Citó también el segundo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22.37, 39). ¡Qué tarea tan grande!

Con nuestras propias fuerzas, ninguno de nosotros podría cumplir con esta obligación, pero Dios ha proporcionado una manera para que los cristianos hagan lo imposible. El Espíritu Santo que habita en nosotros, obra para producir su fruto en nosotros, y el primero de la lista es el amor. De hecho, las otras 8 cualidades son, realmente, descripciones de la expresión del amor.

Cada vez que demostramos bondad, paciencia, o mansedumbre, vemos el amor del Señor en acción por medio de nosotros, sobre todo cuando la otra persona ha sido poco amable y no merece ese trato afable. Este fruto no se produce por esforzarnos en llenarnos de buena voluntad para con alguien con quien es difícil llevarse bien. En vez de eso, piense en el proceso más como la savia que corre a través de una rama en una vid. La rama no produce uvas; la savia sí. De la misma manera, el Espíritu fluye a través nuestro, produciendo el amor de Dios, para que nosotros, a su vez, podemos darlo a otros.

El amor ágape es la razón por la que somos capaces de amar a alguien que nos trate mal -—es obra de Dios, no nuestra. Incluso la adoración que ofrecemos al Señor no es algo que podemos producir en nuestro corazón sin su ayuda. Aunque el mandamiento de amar es tremendo y pesado, la gracia de Dios es suficiente. (De Encontacto.org)

En cuanto a las obras de la carne, las cuales indica Pablo en esta lectura, y que son:  adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas...Son las que levantan una barrera entre nosotros y Dios; puesto que todo lo que agrada a la carne, y se contrapone al espíritu va en nuestra contra; y por lo tal hace que la mano de Dios sea apartada de nosotros.

Pidamos a Dios en oración que esas obras de la carne que -a veces de manera inconsciente modelamos- sean identificadas por nosotros y que Dios nos de la dirección y fortaleza para apartarnos de ellas.

Dios te bendiga

"Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido."(Juan 16.24)

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