viernes, 30 de mayo de 2014

“Cómo Gastar Sabiamente”

Lectura bíblica en Filipenses 4.11-19 (No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. )

Dios confía a cada creyente una parte de sus recursos. Y al igual que cualquier supervisor sabio, da sus pautas en cuanto a la mejor manera de utilizar su abundancia:

• El desembolso principal. La decisión financiera más sabia del creyente es apartar para la iglesia la primera parte de sus ingresos. Al impulsar la obra de Dios, y proveer para ella, Él preserva lo que nos queda (Deuteronomio 26.2; Malaquías 3.10, 11).

• La siguiente prioridad. Dios prometió proveer para nuestras necesidades de todo tipo (Filipenses 4.19).

• La búsqueda de objetivos. Después, debemos utilizar el dinero para cumplir con los propósitos del Señor para nosotros y nuestra familia. Él puede guiarnos a invertir en educación, iniciar un negocio, o comprar algo —sea lo que sea, el creyente debe buscar con ahínco la voluntad de Dios y persistir en ella.

• Una tarea noble. Dar a los necesitados es una inversión en el reino de Dios. Si bien no debemos fomentar la pereza, un acto de misericordia para con un pobre, “es hacerle un préstamo al Señor; [y] Dios pagará esas buenas acciones” (Proverbios 19.17 NVI).

• Usos de lo que queda. Lo último en la lista es la satisfacción de los deseos. Los creyentes que se deleitan en el Señor también le obedecen. Él los bendice después con cosas buenas (Salmos 37.4).

Los buenos mayordomos preguntan: “¿Cuál es tu voluntad en cuanto al dinero que me has dado?” Usted se sorprenderá de cuán gratificante es vivir de acuerdo con los principios bíblicos. Hasta un poco de dinero parece más que suficiente cuando se gasta como el Señor espera. (De Encontacto.org)

Lectura compartida en la oficina: 1 Corintios 6.12-20 "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios."

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