martes, 3 de septiembre de 2013

“Dios Premia la Obediencia”


Lucas 5:1-11 (Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron. )

Un simple pescador se convirtió en uno de los principales fundadores de la iglesia primitiva al ser obediente. Simón Pedro se comprometió a seguir a Jesucristo, y recibió muchas bendiciones como resultado.

 Después de una noche infructuosa en el mar, Pedro estaba cansado y desanimado. Pero cuando el Señor Jesús le pidió prestada su barca, él estuvo de acuerdo. Y cuando el carpintero le dijo al pescador que echara las redes para pescar, Pedro obedeció a pesar de su experimentado criterio. Su obediencia al Señor le produjo una ganancia inmensa, y mejor aun, vio a Jesús como lo que era: el Señor.

 Así como sus redes se ensancharon con la desbordante pesca, la fe de Pedro también se hizo más grande ese día. Estaba tan seguro de la autoridad de Jesús, que renunció a las herramientas de su oficio y se convirtió en un “pescador de hombres” (vv. 10, 11). Y con el tiempo vinieron más recompensas: milagros en nombre de Cristo (Hechos 9.33-42).

 La obediencia era el estilo de vida de Pedro; cuando el Señor le decía que hiciera algo, no se dilataba (Mateo 16.15-17). Sabía quién era Jesús, y ayudó a establecer la iglesia sobre el firme fundamento de Cristo. Pedro predicó en Pentecostés (Hechos 2.14-36), llevó el cristianismo a los gentiles (11.1-18), y escribió dos epístolas de la Biblia.

 A veces, pensamos: ¿Cómo puede Dios usar a alguien como yo? La vida del apóstol Pedro demuestra que el Señor prepara a quienes Él llama. Y ante una obediencia fiel, Dios recompensa.  (De Encontacto.org)
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Comentario:
Cuando el Señor Jesús te pida prestada tu barca (tu vida), no le digas que no...deja que Él la dirija.
En tu obediencia al Señor, habrá una ganancia inmensa, y tus redes (tus bendiciones) se ensancharan.
Que tu fe se haga tan grande o mayor que la de Pedro.
En el tiempo podrás disfrutar de todas las maravillosas recompensas que vendrán.
Obedecer fue el estilo de vida de Pedro,  y no se dilataba al hacer lo que el Señor le decía.
No temas al llamado de Dios, Él prepara a quienes llama.

 Dios es siempre fiel, y sus recompensas para los que le obedecen.

Dios te bendiga y dirija en obediencia!
Wilda M.V.

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