VASOS DE BARRO 2 Corintios 4:1-7 “Por lo cual teniendo nosotros esta administración según la misericordia que hemos alcanzado, no desmayamos; Antes quitamos los escondrijos de vergüenza, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por manifestación de la verdad encomendándonos á nosotros mismos á toda conciencia humana delante de Dios. Que si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto: En los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos á nosotros mismos, sino á Jesucristo, el Señor; y nosotros vuestros siervos por Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
Dios creó al primer hombre del polvo de la tierra y Dios se refiere a nuestros cuerpos como “…vasos de barro…”
“Hoy muy a menudo ponemos gran énfasis en la apariencia de estas jarras de tierra. Las coloreamos, suavizamos sus grietas y rajaduras, de allí que constantemente olvidamos que el énfasis no debe ser puesto sobre el vaso, sino sobre su contenido (lo que está adentro).”
El Señor Jesucristo habita dentro de todo verdadero creyente, y estos vasos humildes son mandados a exhibir y proclamar Su gloria. Por medio de Pablo, Dios nos deja saber que tener Su presencia y Su Evangelio de salvación dentro de nosotros, es un tesoro.
Algunos de los siervos más eficaces de Dios, tienen un vaso de barro que no es glamoroso. Deformaciones, grietas y manchas descoloridas son visiblemente aparentes.
Pero la Luz de Jesús y Su Precioso Evangelio Glorioso vierte por cada grieta y ese “…vaso de barro…” está cumpliendo su designio y objetivo.
Pero a los que se pierden, “…el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque no nos predicamos á nosotros mismos, sino á Jesucristo, el Señor; y nosotros vuestros siervos por Jesús.
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” (v. 4-6)
Ocasionalmente nuestro Señor permite que el vaso sea quebrado para que la Luz de Cristo sea desplegada en una manera poco usual, de la misma manera que los cántaros de barro del ejército de Gedeón que cuando fueron quebrados, causó que la luz dentro de ellos alumbrara el cielo oscuro.
¿Qué es lo que la gente ve cuando ellos miran el vaso de barro que es tu cuerpo? ¿Es su atención atraída al vaso de barro, o notan ellos la gloria de Cristo viviendo dentro de él?
VASOS DE USO ESPECÍFICO Un vaso puede ser cualquier recipiente que es usado con un propósito específico, como un jarro ó pichel, tazón, cuenco, o cualquier clase de recipiente hecho de madera, barro, vidrio ó metal.
En la Biblia, los vasos fueron usados en casas como también en las sinagogas. Ellos fueron designados para usos específicos, los vasos usados para las ceremonias religiosas, debían ser mantenidos santos y no debían ser usados para nada más.
Vasos sucios o dañados, debían ser destruidos o limpiados y Dios declara:
“Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada: y si fuere cocida en vasija de metal, será fregada y lavada con agua.” Levítico 6:28
Dios en Su Sagrada Escritura describe diferentes clases de vasos de los cuales podemos adquirir aplicaciones personales.
Primeramente Dios menciona a un vaso limpio como en el verso anterior. Toda la basura, escoria, pecado e impurezas en nuestra vida, deben ser removidos para que Dios nos use para Su gloria.
A nadie le gusta usar platos ni vasos sucios, entonces ¿qué nos hace pensar que Dios simplemente pasará por alto el hecho de que nuestra vida está sucia?
Dios ordena a los cristianos a:
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor á los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
Mas en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro: y asimismo unos para honra, y otros para deshonra.
Así que, si alguno se limpiare de estas cosas, será vaso para honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado para todo buena obra.” 2Timoteo 2:19-21
Dios también habla de un vaso quebrado, cuando Gedeón y sus 300 hombres pelearon contra los Madianitas, ellos solo tenía trompetas y vasijas de barro con mechas encendidas dentro de ellas.
Cuando la trompeta sonó en la oscuridad de la noche: “los tres escuadrones tocaron las bocinas, y quebrando los cántaros tomaron en las manos izquierdas las teas, y en las derechas los cuernos con que tañían, y dieron grita: ¡La espada de Jehová y de Gedeón!” Jueces 7:20
Dios dio una gran victoria a un pequeño ejército.
Todo verdadero creyente también debe ser quebrado, para que todos puedan ver la Luz de Jesús que habita dentro de él
Todo verdadero creyente también debe ser quebrado, para que todos puedan ver la Luz de Jesús que habita dentro de él
Este mundo oscuro necesita ver a Cristo en nosotros:
“Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra á todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:14-16
EL VASO RESTAURADO Después de haber considerado las dos clases de vasos, los aptos para el uso del Maestro y los vasos quebrados que revelan la Luz de Cristo, aprendemos que Dios también describe ó habla de vasos restaurados.
Obedeciendo la orden de Dios, el profeta Jeremías fue a la casa del alfarero, donde vio que él trabajaba formando un vaso sobre su rueda y Dios registra:
La palabra que fue á Jeremías de Jehová, diciendo: Levántate, y vete á casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.Y descendí á casa del alfarero, y he aquí que él hacía obra sobre la rueda. Y el vaso que él hacía de barro se quebró en la mano del alfarero; y tornó é hízolo otro vaso, según que al alfarero pareció mejor hacerlo.” Jeremías 18:1-4
No somos nada más que vasos de barro. Dios tiene un plan para nuestras vidas, pero en nuestro estado natural resistimos Su labor. Algunas veces somos recalcitrantes, obstinados, indóciles y testarudos porque deseamos hacer nuestra voluntad, en lugar de obedecer la voluntad de Dios.
Como resultado de nuestras acciones, estropeamos nuestras vidas y Dios quien es el Alfarero, no tiene culpa. Cuando por Su gracia nos da un nuevo corazón y una nueva mente, Él quita los obstáculos que entorpecen Su obra. De allí que el Todopoderoso nos reconstruye, nos restaura y nos hace vasos de Su agrado.
Otra clase de vaso que Dios describe en Su Sagrada Escritura, es un vaso escogido.
Cuando nos encontramos sin salvación, obedeciendo a nuestro padre el diablo y cumpliendo su dictamen, el vaso de nuestra vida está lleno de problemas.
Nuestros pecados y nuestro orgullo son bultos ó chichones en el barro, que causa que seamos inútiles. El apóstol Pablo, antes de que Cristo lo trajera hacia Él y lo salvara, era un hombre sumamente religioso.
En su ignorancia y estado difunto espiritual, pensaba que estaba sirviendo a Dios celosamente cuando perseguía y asesinaba a los seguidores del Camino, pero él estaba sinceramente equivocado.
No fue sino hasta que Cristo decidió tomarlo para Sí y le permitió conocerlo, que Pablo fue cambiado completamente (Hechos 9:1-8). Dios lo reconstruyó y lo hizo una nueva criatura. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2Corintios 5:17
Dios tomó Su vida y la rehízo, convirtiéndola en algo completamente nuevo. De allí que Dios declara: “Y le dijo el Señor: Ve: porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel:” Hechos 9:15
EL VASO DESECHADO Hemos considerado cuatro clases de vasos mencionados en la Sagrada Escritura. Ellos son los vasos limpios, quebrantados, restaurados y escogidos.
Consideremos dos vasos mas, el primero es el vaso desechado. Si decimos que somos cristianos y vemos en nuestra vida que continuamente nos encontramos yendo en contra de la voluntad de Dios, es posible que formemos parte de los vasos desechados. Si esta realidad nos sacude, debemos poner nuestras rodillas en el piso y rogar a Dios perdón, un corazón nuevo y misericordia en nosotros. A pesar de que Dios escogió a los judíos, la nación de Israel para que fuesen los representantes de Su reino aquí en la tierra, individualmente Él no permitió que todos lo conocieran.
Esto es visto en la desobediencia de ellos hacia Su Ley y como resultado de ello, Su rechazo y destitución como los representantes de Su reino aquí en la tierra y registra:
“Israel desamparó el bien: enemigo lo perseguirá.
Ellos hicieron reyes, mas no por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe: de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser talados. Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejar; encendióse mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar inocencia. Porque de Israel es, y artífice lo hizo; que no es Dios: por lo que en pedazos será deshecho el becerro de Samaria. Porque sembraron viento, y torbellino segarán: no tendrán mies, ni el fruto hará harina; si la hiciere, extraños la tragarán. Será tragado Israel: presto serán entre las gentes como vaso en que no hay contentamiento.” Oseas 8:3-8
De la misma manera, el rey Saúl tomó los asuntos en sus propias manos y desobedeció al Señor; a pesar de que él era muy religioso al respecto. Samuel el profeta lo encaró y le dijo: “…¿Tiene Jehová tanto contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en obedecer á las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención que el sebo de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos é idolatría el infringir. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” 1Samuel 15:22-23 …. ¡No permitas que el pecado arruine y descalifique tu servicio para Dios!
EL VASO DEL CUERPO Otro tipo de vaso que Dios menciona, es el vaso del cuerpo. Tu cuerpo es un vaso que Dios el Alfarero, creó y Él registra:
“Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz. Porque tú poseíste mis riñones; Me cubriste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho.No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y dispuesto en lo más bajo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” Salmo 139:12-16
Dios quiere que seamos vasos capacitados para Su uso, vasos limpios de pecados, quebrantados y lejos de hacer nuestra propia voluntad, vasos nuevos y escogidos para llevar a cabo Su obra. Lo lamentable, es que muchas veces tomamos este vaso y hacemos todo lo que se nos venga en gana.
Estimado cristiano, tú no te perteneces a ti mismo. ¿Cómo? “¿…ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1Corintios 6:19-20
El barro no tiene absolutamente ningún derecho para dictar o imponerse sobre el alfarero.
“Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal?
¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza?” Romanos 9:20-21
Quiera Dios reformarnos y hacernos vasos nuevos que Él use para Su alabanza, para Su gloria y para ser representantes de Su reino aquí en la tierra.
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