martes, 9 de julio de 2013

“La Defensa de Nuestros Principios”

Apocalipsis 2:12-17 (Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. )
Todos admiramos a hombres y mujeres dispuestos a pagar un alto precio por lo que creen. Al mismo tiempo, hacemos bien en no confiar en todas las personas de convicciones firmes, pues como vemos muy a menudo en las noticias, es posible tener creencias erróneas sin base en la Palabra de Dios. Aun como cristianos debemos ser cuidadosos, o podemos fácilmente confundir las preferencias personales con las convicciones.

No debemos construir el fundamento de nuestra vida con creencias que no sean totalmente bíblicas. El apóstol Pablo nos dice que la calidad del trabajo de cada persona será probada por el fuego (1 Corintios 3.13), y eso incluye lo que creemos.

Tal prueba la experimentó una iglesia de una pequeña ciudad llamada Pérgamo, en Asia Menor. Era un lugar al que el Señor Jesús llegó a decir que el trono de Satanás estaba allí. Hombres impíos estaban difundiendo las enseñanzas de Balaam y de los nicolaítas en la iglesia local. Pero, un hombre llamado Antipas, estaba firmemente convencido de que esos hombres debían ser confrontados. Por tanto, dio un paso al frente para enfrentarlos, pagando con su vida.

Sí, Antipas fue asesinado, pero escuchemos el honor que el Señor mismo le hizo: Se refirió a este santo como “mi testigo fiel”. Y elogió a la iglesia en Pérgamo con estas palabras: “Retienes mi nombre, no has negado mi fe, ni aun en los días [de] Antipas” (Apocalipsis 2.13). Gracias a Dios que la prueba de nuestra fe, aunque probada por fuego, “[será] hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1.7). (De encontacto.org)

Comentario: El Señor conoce nuestras obras…Mucho ojo con esto. No nos engañemos, que Dios no puede ser burlado: pues todo lo que se siembre, eso se cosechará (Gálatas 6:7). Y cuántas personas con tantas palabras lindas, y teorías que convencen… pero Ay de lo que dicen; poco o nada queda cuando se pasa por el colador de la Palabra de Dios.
Yo quisiera que el Señor hablara de mí como lo hizo de Antipas…”mi testigo fiel”…. Y tú?
Rindamos nuestra vida a Dios y dejémonos guiar por su manual por excelencia…La Biblia… y entonces todo nuestro camino será de bien!

Dios te bendiga
Wilda

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