viernes, 17 de mayo de 2013

"Cómo Alcanzar Sus Metas”

La lectura de hoy está en 1 Samuel 17:24-47, y como son varios versículos, vamos a resumir:

Trata de David y Goliat.  Una historia bastante conocida. Nos habla de que los hombres de Israel temían ante las amenazas de Goliat; y ante la situación el rey ofreció riquezas y a su hija como esposa a aquel que se enfrentara contra tal gigante.

A oídos de David también llegó el comentario y pregunta ¿quién es ese filisteo que provoca a los escuadrones del Dios viviente? Las palabras que había dicho David fueron oídas por el rey Saúl; quien le hizo venir.   David respondió a Saúl: Iré y pelearé contra el filisteo; esto el rey lo vio imposible, en vista de que era tan solo un muchacho, y Goliat un hombre de guerra.

David le respondió: Soy pastor de ovejas, pero cuando venía un león, o un oso hacia algún cordero, yo lo mataba; cuánto más a este filisteo, quien nos ha provocado. Y añadió David: Jehová, quien me ha librado de todo eso, también me librará ahora… Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.

A pesar de que el rey quiso que David vistiera ropas de guerra, éste las desechó. Y como arma de guerra tomó su cayado, cinco piedras escogidas  lisas del arroyo, y su honda, y se fue hacia el filisteo.

Cuando el filisteo venía hacia David  -teniéndole en poco por ser muchacho- le dijo: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.

David tan solo dijo al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
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Para llegar a ser la persona que Dios quiere que usted sea y cumplir a cabalidad el trabajo que Él le ha encomendado, debe hacerse las siguientes preguntas:

l. ¿Tengo una idea clara de lo que Dios quiere que yo sea? Trate de poner por escrito adónde cree usted que le está llevando la obra transformadora de Dios. Es importante poder visualizar en qué se convertirá, y el avance que se producirá después de haber alcanzado la meta.
2. ¿Deseo fervientemente lograr las metas que el Señor me ha mostrado? La pasión es fundamental para motivarle a cambiar y para alcanzar el objetivo. Su grado de compromiso se revelará mediante su motivación y prioridad en cuanto al logro de sus metas.
3. ¿Descansa mi confianza en mi relación con Jesús y sus promesas? (Vea Filipenses 4.13). Es importante tener el hábito de recordar las ocasiones en que el Señor le ha ayudado. Sin confianza en Él, es fácil desanimarse ante los obstáculos.
4. ¿Conozco mi estrategia? Lo importante aquí es tomar acción. Para avanzar es necesario tener una estrategia que le señale la dirección en que Dios quiere que vaya.
5. ¿Me he fijado fechas límites para lograr las metas? Responder sin demoras a la dirección de Dios es esencial si queremos progresar.
Muchas personas no pueden responder categóricamente a la mayoría de estas preguntas. Si ese es su caso, no se desanime. Más bien, reconozca la oportunidad delante de usted: el Señor ya sabía lo que usted respondería, así que Él está esperando para ayudarle.               (De Encontacto.org)
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