martes, 23 de abril de 2013

“Las Mentiras”


Col 3:9-10 (No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno)
Uno de los hábitos más dañinos que pueda tener un cristiano es mentir. La Biblia nos invita a hablar la verdad; a que nuestro sí sea si y nuestro no sea no. Una de las cualidades que debe distinguir a un cristiano es la honestidad y la sinceridad.
Es triste ver a un cristiano mintiendo. Todos hemos escuchado las famosas fábulas sobre las mentiras piadosas o mentiras blancas; lo cual es realmente fábula; puesto que una mentira es una mentira. Todos debemos dirigir nuestras mentes hacia hablar la verdad, independientemente de que todos somos capaces de mentir, ya sea por miedo o por no lastimar a los demás.
El problema de la mentira es que hace más daño que bien.  Y lo correcto siempre es decir la verdad, aunque sea doloroso.
Ser mentiroso no es tarea fácil, ya que es preciso recordar constantemente lo que se dijo.  Cuando se dice la verdad no hay que hacer esfuerzos adicionales… tan solo se repite lo que ocurrió y punto.
Cuántas vidas y corazones han sido destruidos por causa de la mentirá?  Usted sabe de dónde proviene la mentira? Veamos Juan 8:44 “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”
Cuando mentimos, estamos tomando una de las cualidades de Satanás, quien fue y es un mentiroso. Cuando seamos tentados a mentir, hagamos el esfuerzo y hablemos la verdad, no ensuciemos nuestro testimonio; no permitamos ser identificados como mentirosos, ni que las personas dejen de creer en nosotros… mucho menos si somos cristianos.
Si estás batallando con el gigante de la mentira, es preciso decidirte a entrar en el proceso de Dios para santificación; es preciso que el Señor limpie tu lengua de toda falsedad y engaño; y que puedas entrar en el proceso de siempre hablar la verdad.  No hay una cosa más fea que un cristiano mentiroso y deshonesto.
Es preciso confiar en que el poder del Espíritu Santo estará presenté para ayudarnos a ganar esta batalla.    Dios te bendiga y santifique tu cuerpo, alma y espíritu.
(Tomado de Judy Contreras,  Google+)

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