martes, 16 de abril de 2013

“La Oración: Un Privilegio Extraordinario”

Leer | 1 JUAN 5.14-15 (Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho)

Una pregunta resuena en el corazón de casi todos los cristianos en algún momento de su vida: Si Dios lo sabe todo acerca de mí, ¿por qué tengo que orar por mis necesidades?  El Señor tiene razones específicas por las cuales no utilizar su omnipotencia para responder a ciertos deseos y sufrimientos nuestros, a menos que le hablemos de ellos.

Dios nos anima a orar para crear una relación estrecha entre Él y nosotros. El Señor está interesado en mucho más que la satisfacción de nuestras necesidades; también quiere convertirse en nuestra fuente de fortaleza en cada prueba. Sabemos que para que una amistad crezca se requiere invertir tiempo.

Las oraciones rápidas de tres minutos, aunque son valiosas e importantes para mantener un continuo olor de “incienso fragante” delante de Dios, no son suficientes para mantener una conexión personal con nuestro Padre celestial.

Santiago 1.17 dice. “Toda buena dádiva...desciende de lo alto”. El Señor quiere que le reconozcamos como la fuente de todas nuestras bendiciones. Dirigir nuestras oraciones a Dios, y confiar en que serán respondidas de acuerdo con su voluntad y en su tiempo, fortalece nuestra conciencia de que sin Él, no podemos lograr nada.

En la vida cristiana, nuestra dependencia de Dios crece en proporción directa a nuestra madurez espiritual. Ese concepto va en contra de nuestra naturaleza y cultura, que valoran la independencia por encima de todo lo demás.

Somos privilegiados de pertenecer a un Dios que desea tener una relación de Padre-hijo con nosotros. Él puede, desde luego, satisfacer nuestras necesidades sin una sola palabra de nuestra parte, pero entonces nunca conoceríamos la maravilla de pedir y recibir por amor.
(De encontacto.org)

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Comentario:
Cuánta sabiduría en nuestro Padre Celestial…aunque sabe de antemano todo de nosotros, nos anima a orar y a mantener una relación viva y diaria con Él, como una forma de invitarnos a confiar y reconocer cuán grandes son sus maravillas. 

Tremendo privilegio poder ser parte de ese grupo especial,  que pone su confianza en ese Dios Poderoso, y cuenta con su inmenso amor y misericordia.

Te invito a que seas parte de ese grupo de personas.  Ora, invierte parte de tu tiempo con el Señor, y habrá recompensas eternas!

Dios te bendiga
Wilda

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