martes, 18 de septiembre de 2012

“Temer o no Temer a Dios”


Muchas veces escuchamos la expresión temer a Dios o temer de Dios…Pero y qué es temer?

Ø  Literalmente hablando, o como uso común y ordinario, pudiéramos decir que es no sentirse seguro de algo o de alguien, es sentir miedo, terror o pánico.

Ø  Como creyentes en Dios, en ese que creó los cielos y la tierra, en el que es soberano y excelso sobre todas las cosas, podemos decir que es tratar de caminar conforme a sus mandatos y estatus.

Rápidamente vimos que es una misma palabra, pero dos significados.

Muchas veces tememos a cosas que se mueven a nuestros alrededores, o que imaginamos nos acosan o persiguen; y que entendemos nos pudieran hacer daño o afectarnos directamente. Incluso tratamos de manejarnos a la defensiva o en estado de alerta constante; pues no queremos que cosas imprevistas o dañinas ocurran a nuestras vidas.

Pero cuando nosotros tememos de o a Dios, lo que significa es que lo amamos, honramos, admiramos, reverenciamos; queremos andar en su conocimiento del bien y del mal, y por tanto dentro de su voluntad. Para que todo lo que hagamos sea agradable a sus ojos, y no llegar a sentir su reprensión; ni su justicia –siempre justa- sobre nosotros. Pues, como nos dice su Palabra, y así lo creemos, Dios es amor…también fuego consumidor. 

En el temor de Dios, bíblicamente hablando:

Ø  Está la confianza, la esperanza, el manantial de la vida y el apartarnos de la muerte (Proverbios 14:26-27)
Ø  Es aborrecer el mal (Proverbios 8:13)
Ø  Es sabiduría (Job 28:28)
Ø  Deuteronomio 10:20 nos recuerda que a Jehová tu Dios temerás.

Los que somos creyentes y hemos confesado a Cristo como nuestro Señor y Salvador, siempre debemos temer de Dios.  Él nos ha prometido que no nos dejará ni desamparará, y eso nos debe llenar de paz, alegría y seguridad.

Cuando tememos de Dios estamos reconociendo que él es el dueño de nuestras almas, y tiene el poder para salvarnos o condenarnos. Por ende esto nos debe llevar a actuar de manera correcta.

Sobre no temerle a Dios, te puedo decir que por más conocimiento que tengamos, es de necios e insensatos despreciar sus palabras y sus juicios.  Dice el necio en su corazón: No hay Dios -Salmos 14.1 y 53.1; y se requiere urgente misericordia.

Aunque a ese tipo de persona se le llama ateo, no es más que necia, porque tiene mucha evidencia de la existencia de Dios, pero se resiste a creer (Proverbios 12:15 El camino del necio es derecho en su opinión).  Y para los tales, la Biblia advierte en Hebreros 10:31 “¡Horrenda cosa es caer en manos de un Dios vivo!” 

Algo que quizás hace no creer en Dios a muchos,  es el desconocimiento de su Palabra y el no saber lo que pasará después de esta vida terrenal; lo cual es más grande y terrible de lo que podamos vivir hoy.  Por lo que te quiero mencionar lo que nos dice Apocalipsis 20.10 “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”… ¿Fuerte verdad?

Temamos a Dios…a fin de que no parezcamos (Hebreos 4:1).  Y podamos seguir avanzando hasta alcanzar Su conocimiento pleno.  Sirvámosle con temor y temblor, honremos a Jesús, para que no nos perdamos en el camino (Salmos 2:11-12). 

Un hijo de Dios que haya sido rescatado de una vida dañada y sin esperanzas, sabe de lo que ha sido salvado, y nunca debe evitar temblar al saber que la ira de Dios, como consecuencia de la desobediencias, pudiera venir a su vida.   Que nuestra carne se estremezca por temor a Dios, y de sus juicios tengamos miedo (Salmo 119:120).

Este miedo sano y santo debe ser una gran motivación para perseverar cada día más en la fe.

Bienaventurados todos los que en él confían!!!

Pide hoy al Espíritu Santo que te muestre cómo andar en el temor del Señor, antes de que su ira llegue y para entonces ya sea demasiado tarde.

Y para sellar este artículo, te dejo lo que dice Proverbios 2:1-5:

 “Hijo mío, si recibes mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;  si inclinaras tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia,  y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares,  y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová,  Y hallarás el conocimiento de Dios”.

Dios te bendiga

Wilda Messina
18 Sept. 2012

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