Romanos
7.18-19 “Y yo sé que, en mí, esto es, en mi
carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el
hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago”. Amén.
En nuestra
carne es donde mora el mal que nos lleva a
pecar. Pero quiero que sepas que ¡siempre habrá victoria en que los
creyentes hagamos la voluntad de Dios!
Como ya sabes,
se cae repetidamente en los mismos pecados.
Y, aunque queremos hacer lo correcto, no lo logramos. ¿Por qué?
-Porque arrepentimiento
no es llorar o sentirse culpable; sino un cambio de mentalidad sobre el pecado.
Es soltar nuestras perspectivas, para estar de acuerdo con las de Dios.
Cuando comprendamos
esa verdad, reconoceremos que el pecado no encaja en nuestra vida, y
dejaremos de justificar nuestras faltas.
-Un arrepentimiento
genuino se basa en comprensión bíblica. No en lo que podamos pensar, o nos
hayan hecho creer.
Nuestro
Padre celestial quiere que sus hijos seamos victoriosos, y nos da, mediante
Cristo, todo lo necesario para serlo.
Dice en Proverbios
28.13-14 que quien encubre sus pecados no prosperará; pero quien los
confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Bienaventurado el hombre
que siempre le teme a Dios; pero el que endurece su corazón caerá en el
mal.
Decídete
por seguir sinceramente a Cristo. Vivirás ese arrepentimiento genuino,
que superara todo fracaso.
Feliz día.
¡Que Dios te ilumine y te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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