Domingo 27/10/24
SALMOS 119.68, 71-72 “Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos. Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata”. Amén.
No nos desanimemos por
la disciplina del Señor; ella es necesaria
porque Él nos ama, y desea que hagamos las cosas bien.
Las dificultades que
enfrentamos pudieran ser:
1. Enviadas por el Señor
para probar nuestra fe.
2. Resultado de los
ataques de Satanás.
3. Nuestras propias
decisiones pecaminosas.
De las 3, la última es
bien difícil, puesto que no tenemos a nadie a quien culpar sino a nosotros
mismos. Ya que es inevitable cosechar lo que hayamos sembrado… y hay
cosechas que son tan dolorosas.
Aunque existe la
capacidad redentora del Señor, no es promesa eliminar las consecuencias
del pecado, aunque si puede usar nuestros fracasos para enseñarnos a
temerle y obedecerlo.
A menudo Dios utiliza nuestros propios errores para llamar nuestra atención.
Él no permitirá que sus hijos salgamos victoriosos del pecado, porque sabe
que eso nos privaría de Sus bendiciones, oportunidades y renovación de
carácter.
Por más dolorosa que
pueda ser tu situación, agradece al Padre celestial por enviarte Su amorosa
disciplina.
Recuérdalo: Aprender de
tus experiencias te restaura y acerca a Dios.
Muy feliz día. Que
Dios te bendiga y guarde.
Evangelista Wilda
Messina
(Refer. En.Contacto)
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