10.1.19
Romanos 8.35-39 "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas, somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".
La vida está en un constante cambio. Si se resolvieran unos pocos asuntos, los días serían más tranquilos. Pero, tan pronto se solucionan algunos, surgen otros. La economía mejora, se cae. Algunos conflictos políticos se calman, pero estallan nuevas guerras...
Es que vivimos en un mundo caído, donde los problemas son parte de nuestra realidad. La vida no se calmará hasta que podamos vivir con paz ininterrumpida.
Felizmente, Dios guía a los creyentes en los tiempos turbulentos. Él es el Buen Pastor que permanece siempre con sus cansadas ovejas. Y Jesús prometió a sus discípulos: No los dejaré huérfanos (Jn. 14.18). Y esa promesa se cumplió en la persona del Espíritu Santo, quien vino a morar en cada uno de los seguidores del Señor, para cuidarles.
Pablo describió al Espíritu Santo como un sello colocado en los creyentes, hasta que sean llamados a su hogar celestial. Es quien nos da una barrera protectora contra las fuerzas del mal que desean arrebatarnos de la mano de Dios.
La promesa de una presencia santa y protectora, es solo para quienes han recibido a Jesucristo como Salvador.
Nadie puede vivir sin problemas. Pero los creyentes tienen la garantía de un Compañero en las horas oscuras. Con la confianza de que el bien y la misericordia de Dios les rodearán hasta que vaya a vivir en su hogar eterno (Salmos 23.6).
Feliz y bendecido día!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En ContactOrg)
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