Meditación 15.12.17
1 Juan 5.13-15 “Estas cosas he escrito para que crean en el nombre del
Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna, y para que crean en el
nombre del Hijo de Dios. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si
pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si
sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las
peticiones que le hayamos hecho”.
En respuesta a nuestras oraciones, el Señor usa su
poder para penetrar las mentes cerradas y los corazones endurecidos. De
esta manera, Él conduce a la persona a la salvación de pecados y transforma
su vida pecaminosa.
Todos queremos que nuestras peticiones sean concedidas,
por lo que es importante entender las condiciones de Dios para responder las
oraciones.
Además de relacionarnos con Él (Juan 3.3) y de confesar todo
pecado del que tengamos conciencia, debemos confiar en que su Palabra es
verdadera y sus promesas son ciertas.
La Biblia, que fue escrita por
inspiración divina mediante hombres, es infalible. En este Libro
maravilloso, el Señor revela su naturaleza —santa, soberana y perfecta— y
presenta su plan de salvación (Romanos 10.9). Debido a que las
promesas de Dios están basadas en su carácter perfecto, podemos tener la
seguridad de que Él hará lo que dice; de lo contrario, no sería Dios. Y
las promesas del Señor son confiables, pues Él siempre habló las palabras del
Padre (Juan 12.49).
Otra condición es que pidamos de acuerdo con los
propósitos del Señor. Debemos orar por las cosas que armonicen con su
naturaleza y plan. Dios quiere que discernamos su voluntad, que oremos
para que ella se lleve a cabo y que hagamos nuestra parte en su cumplimiento
(Mateo 6.9, 10). El Espíritu Santo
nos ayudará a saber cómo orar.
Se necesita invertir tiempo para orar de la manera que
Dios nos lo pide. Y, en respuesta, Él hará muchísimo más de lo que podamos
pedir o entender (Efesios 3.20).
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