Meditación 18.10
Romanos
12.4-8 “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no
todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros,
siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los
otros. 6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la
gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte,
con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con
alegría”.
La definición de éxito según el
mundo difiere mucho de la de Dios. Pensemos en el rol de un pastor, por
ejemplo. Sería fácil que aceptara elogios por el crecimiento de su iglesia,
pues muchas personas asocian la alta asistencia con la efectividad del
ministro. Pero el Señor desea que lo obedezcamos con humildad. Ya sea que
atraigamos a una multitud o no, el éxito se mide por la obediencia.
Pero esto es diferente para cada
creyente. Algunos cristianos tienen tareas muy visibles, y por eso sus
esfuerzos son públicos y evidentes. Otros sirven a Cristo de manera callada,
menos perceptible. Dios da dones a sus seguidores, adaptados a la tarea
dispuesta para cada uno de ellos. El Espíritu Santo nos revela nuestro llamado,
y debemos dar nuestro mejor esfuerzo. Por supuesto, no importa cuál pueda ser
la tarea, el resultado no tendrá ningún valor a menos que el Padre le infunda
vida. Dios asigna la responsabilidad, da las capacidades, y produce el
crecimiento. Es el Señor quien merece toda la gloria. Nosotros, simplemente,
somos bendecidos por ser parte de su plan.
Debemos estar agradecidos por
cualquier cosa que Dios lleve a cabo por medio de nosotros. Al darle a Él todo
el crédito, no tendremos nunca que sentirnos derrotados. Más bien, tendremos la
confianza de que Él logrará su buen propósito.
La honra estará fuera de lugar a
menos que vaya directamente a Aquel que crea, santifica y sostiene. Dios le
creó a usted para realizar tareas específicas que promuevan su reino. Él le dejará
ver su poderosa mano en acción. Preste atención a su dirección, y alábelo por
todo lo que Él hace.
(De Encontacto.org)
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