Meditación 11/08/16
Génesis 50.15-21 "Viendo los hermanos de José que su padre había muerto, dijeron:
Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. Y
enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: Así dirás
a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado,
porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de
los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. Vinieron
también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por
siervos tuyos. Y les respondió José: No temas; ¿acaso estoy yo en lugar de
Dios? Ustedes pensaron mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer
lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, no tengan miedo;
yo les sustentaré a ustedes y a sus hijos. Así los consoló, y les habló al
corazón".
Cuando la vida se complica, nos alteramos y
preguntamos cuándo terminarán los problemas. Pero Dios
quiere que nos concentremos en Él en tiempos difíciles. Al hacerlo, descubriremos
que el Señor hace una obra importante durante las “tormentas”.
En la Biblia está todo lo que necesitamos saber sobre nuestra vida en Cristo. Cuando las
circunstancias estén fuera de nuestro control, lo que realmente creemos saldrá
a la superficie. La profundidad de nuestra fe en Dios se hará evidente, así
como las dudas que tengamos.
José demostró fuerte convicción al reconocer que
Dios quiso que sus adversidades fueran para bien. Habrá tiempos sin éxito —como Pedro, cuyo temor lo llevó a
negar a Cristo— pero piensa en tu prueba como oportunidad para crecer y
aumentar tu fe.
Como hijos de Dios, debemos vivir siendo reflejo de
Cristo. El Padre celestial puede usar "las
tormentas" para transformarnos a imagen de su Hijo.
La bendición de consolación no es solo para
nosotros, sino también para los demás. El Padre nos
consuela y pide que demos a los demás lo que hemos recibido (2 Corintios 1.3-4).
Tiempos de aflicción pueden ser producto de
nuestros propios errores, de tretas del enemigo,
o daños que hemos sufrido. Pueden, incluso, ser dispuestos por Dios.
Pero, cualquiera sea la fuente, nuestro Padre los utilizará para nuestro
bien y bendecir a otros. ¿Qué testimonio le
estás dando a los demás?
(De
Encontacto.org con modif de WMV)
No hay comentarios:
Publicar un comentario