Meditación 13.07.16
Lamentaciones 3.22-23
"Por
la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus
misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Nuestro
Padre celestial siempre es fiel a sus promesas.
Podemos estar seguros de esto, porque las hizo fundamentado en su carácter
inmutable (Hebreos 6.13-14) y en su
Hijo Jesucristo.
Muchas
veces, a lo largo de los años, he sido beneficiario de la fidelidad de Dios a
su Palabra. Por ejemplo, Romanos 10.13 dice: “Todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo”. Cuando tenía 12 años, creí en Jesús como mi Salvador. Pese
a mi falta de conocimiento de lo que había en la Biblia, reconocí que era
pecador. Después confié en el Señor para el perdón de mis pecados, y Él me salvó, como dice su Palabra.
A los 14
años, más o menos, comencé a pensar en mi futuro y a preguntarme qué dirección
tomaría. Con base en las promesas de Dios, creí que Él me hablaría y me
revelaría sus planes para mi vida (Salmos 16.11).
Con el
tiempo, Dios me hizo ver claramente que Él quería que yo fuera pastor, y
comencé a ahorrar dinero para ir a la universidad. Mi fuente de ingresos era la
distribución de periódicos, lo que significaba que mi cuenta de ahorros crecía
poco. Cuando veía el saldo, no sabía de qué manera podría tener dinero
suficiente para pagar mis estudios.
El Señor
me habló entonces por medio de Proverbios 3.5-6. Él dispuso una serie de circunstancias
que me llevaron a recibir una beca completa para culminar mis estudios. Si
yo hubiera dependido de mi razonamiento, habría renunciado a mi sueño de ir a
la universidad. Pero, por haber confiado en el Señor, Él proveyó lo que
yo necesitaba para cumplir con su plan.
Piense en
la manera como Dios ha trabajado en su vida. ¿Qué testimonio pudiera
dar de su fidelidad para con usted?
(De Encontacto.org)
(De Encontacto.org)
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