Meditación 29.06
Salmos 121.1-3 "Alzaré mis ojos a los montes; ¿De
dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la
tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda".
En Salmos 121, David habla de la seguridad que él encuentra en el
Señor. Hoy y mañana miraremos con atención varios versículos para entender
mejor nuestra seguridad.
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi
socorro? Mi socorro viene de Jehová” .
Cuando escribió esto, había ladrones que vivían en las montañas, acechando a
viajeros que se convertirían en sus víctimas inocentes. El trabajo de David, como pastor de ovejas,
lo llevaba a zonas peligrosas, donde no solo ladrones sino también animales
salvajes constituían una amenaza.
Nuestra vida puede ser como un territorio montañoso. ¿Se pregunta usted
qué peligros le acechan en el futuro? El Señor es nuestro ayudador; solo Él
puede protegernos. Los seres queridos pueden dar ayuda hasta cierto punto, pero
Dios lo sabe todo, y tiene todo el poder necesario para socorrernos.
“No dará tu pie al resbaladero”. Dios ha provisto todo lo que necesitamos para evitar el
pecado. El Espíritu Santo nos dirige y nos da poder; la Palabra
de Dios alumbra nuestro camino para que no resbalemos. Pero, a veces, elegimos pecar. El Dios
Todopoderoso podría impedir que desobedezcamos, pero Él no interfiere con
nuestro libre albedrío. Lo que hace es sostenernos, dándonos el poder para
andar en sus caminos.
Estos primeros versículos se centran en el poder del Señor de
protegernos. Ya sea que la fuente del problema sean otros, las circunstancias
externas, o nuestro propio pecado, podemos encontrarnos en peligro y
atemorizados. Felizmente,
tenemos un Dios que nos conduce a la seguridad.
(De Encontacto.org)
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