Meditación
28.3
Isaías 40.28-31
"¿No
has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los
confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica
las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan,
los jóvenes flaquean y caen; pero los que
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán".
El Padre
celestial quiere que sus hijos hablen con Él. Jesús ha extendido una
invitación para que hablemos con Dios de lo que sea. Él dijo que si tenemos
una necesidad, pidamos; si buscamos respuestas, las tendremos; y si queremos
que se abran oportunidades, toquemos y Él responderá (Mateo 7.7-8).
Aun así, hay creyentes que no se comunican con el Señor, excepto en las
emergencias.
Descuidar
la oración resulta costoso.
Es vivir en una pendiente resbaladiza... hacia el agotamiento,
el desánimo y las dudas; que llevarán a dañar el testimonio.
Las
situaciones (cargas) exigen un precio emocional, físico y espiritual. Estas nos agotan si
tratamos de soportarlas solos. Pero Dios no quiere que llevemos ese peso.
La Biblia manda a ponerlas en el Señor (Salmos 55.22).
“Bendito sea el Señor . . . que sobrelleva nuestras cargas” (Salmos 68.19). Él hace todo para dar un giro a sus
circunstancias. No hay necesidad de que siga llevando esa carga.
Arrastrar
preocupaciones y ansiedades es agotador...no estamos hechos para soportarlos. En el plan de Dios, su poder llena por completo al
creyente. Imagínese los hombros de Jesús sobre los suyos cargando
con sus problemas. La carga no desaparecerá, pero la sentirá felizmente
más liviana si se la entrega al Señor. (De
Encontacto.org)
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