lunes, 11 de mayo de 2015

“Cuando Nos Sintamos Solos”

Meditación 11.5

Lectura bíblica en  Hebreos 13.1-5 “Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.”

Dios nos creó para tener compañerismo con Él y de unos con otros. Él no desea que vivamos solos. Es por eso que su Palabra contiene promesas de su presencia constante, así como instrucciones para evitar la soledad entre miembros de la iglesia.

El Señor hizo hincapié en su presencia incesante, porque Él conoce nuestra necesidad de seguridad, especialmente cuando nos sentimos abandonados o aislados. Esta reconfortante promesa fue hecha a Josué, a los israelitas, y a los discípulos que estaban a punto de presenciar la ascensión de Jesús (Josué 1.5; Mateo 28.20). Algunos santos de la Biblia recogieron el tema en sus escritos, también. David buscaba a menudo la consolación de Dios (Salmos 25.16). Y Pablo predicó que nada podía compararse con tener a Cristo (Filipenses 3.8). Dios quiere que cada creyente confíe en que Él está absolutamente cerca.

La iglesia está concebida para satisfacer nuestra necesidad de conectarnos con otras personas. Un cuerpo espiritual funciona de manera parecida a un cuerpo humano ­—sus partes son independientes, pero a la vez dependientes, y cada una necesita de las demás para poder funcionar bien. Necesitamos el apoyo de nuestros hermanos en Cristo. Sabiendo esto, Pablo amonestó a los creyentes a aceptarse unos a otros (Romanos 15.7), a sobrellevar las cargas de los otros (Gálatas 6.2), y a no juzgar (Romanos 14.13).

La soledad puede paralizar a una persona emocional y espiritualmente. Los seres humanos no fuimos creados para andar por este mundo solos. Estamos hechos para las relaciones, las cuales Dios facilita gozosamente. Y para que no olvidemos que el Señor está cerca, Él ha dado en la Biblia esta afirmación constante: te amo y estoy contigo para siempre.

(De Encontacto.org)

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