jueves, 10 de julio de 2014

“¿Quién es su Amo?”

Lectura bíblica en Mateo 16:21-27 (21. Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.22. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.24. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 27. Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.)
Nadie es totalmente libre. Romanos 6.16 dice que somos esclavos de aquel a quien obedecemos —o somos esclavos del pecado, o lo somos de la obediencia al Señor. Ya que todo ser humano nace con una naturaleza caída, ser el amo de nuestra propia vida es lo mismo que ser esclavo del pecado.
La solución de nuestro Padre celestial para esta malsana situación es el sometimiento a Él. Pero a menudo pensamos:Si le doy el control al Señor, entonces lo pierdo yo  –lo cual me aterroriza. Dios podría llevarme en una dirección que no quiero ir.
Cuando el miedo se filtre en su corazón, piense en los atributos del Señor. Él es santo y puro; tiene sabiduría infinita, conocimiento perfecto y comprensión eterna de las cosas; Él le ama y tiene el poder para cambiar todas las cosas para bien (Génesis 50.20).

Si el Señor tiene autoridad plena sobre usted, todos los demás amos tienen que ser destronados. El Espíritu Santo no se moverá en la vida de creyentes que toleren el pecado. La gracia de Dios cubre la culpa de nuestras transgresiones, pero no puede utilizarse para justificar la desobediencia constante (Romanos 6.1, 2). Entristecemos al Espíritu cuando decimos sí al pecado, y lo apagamos cuando decimos no a Dios (Efesios 4.301 Tesalonic. 5.19).
No se desanime por la magnitud de este llamado al sometimiento a Dios. Ninguno de nosotros puede alcanzar la perfección, pero cada vez que demos un paso de obediencia, disminuirá el poder del pecado sobre nosotros. Si persevera comenzará pronto a vivir libre de la esclavitud y vivir para el Amo más maravilloso. (De Encontacto.org)
Lectura antes de iniciar las labores:  Eclesiastés 12:9-14  (Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. 10. Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. 11. Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. 12. Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. 13. El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.)

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