Lectura bíblica en Nehemías 2:1-9 ( Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí. Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.)
A lo largo de la vida, el desánimo nos causará sentimientos temporales de desilusión. Pero si sufrimos una y otra vez contrariedades, el desánimo puede alojarse en nosotros y afectarnos de diversas maneras.
Primero, se produce una división en nuestra mente. Nos resulta difícil concentrarnos, no importa dónde estemos o quiénes estén con nosotros, seguimos pensando en la desilusión. Luego, buscamos a alguien a quien culpar. Es fácil pensar que nos sentiremos mejor diciendo que el problema es por causa de otra persona, e incluso señalar a Dios por permitir la prueba.
A medida que nuestra actitud empeora, comenzamos a enfocarnos en lo que no nos gusta o no tenemos, hasta que estallamos de cólera porque personas o circunstancias nos han fallado.
Con el tiempo, el desánimo conduce a tomar decisiones poco sabias. Con una mente dividida, un enfoque equivocado, una actitud negativa e ira en el corazón, no pensaremos con claridad ni actuaremos de una manera agradable a Dios.
De la historia de Nehemías podemos aprender cómo vencer el desánimo. Después de orar, debemos esperar en Dios con la confianza en lo que Él hará. El Señor movió el corazón del rey, quien se mostró solidario con su copero dándole los soldados y lo que iba a necesitar. Nehemías aceptó la ayuda y se adelantó para reconstruir Jerusalén.
Dios moverá los corazones y enviará a las personas necesarias para ayudarnos en los momentos de desánimo. ¿Acudirá usted al Señor con esperanza, y aceptará la ayuda que Él le envíe? (De Encontacto.org)
Lectura antes de iniciar labores: Lucas 6:37-42 (No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario