viernes, 20 de junio de 2014

“Una Esperanza Segura”

Lectura bíblica en Salmos 42: (Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar. Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí. Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida. Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo? Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios? ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío)

El Señor quiere que tengamos deseos y expectativas que nos motiven y enriquezcan. Pero en este mundo caído, la desilusión por algunos sueños frustrados es inevitable. ¿Cómo podemos saber adónde poner nuestra esperanza, y cómo responder en caso de que no se haga realidad? 
La esperanza es segura cuando está alineada con los deseos de Dios que se encuentran en la Biblia. Sin embargo, nuestras expectativas se basan en deseos, sentimientos y preferencias personales; anhelamos ser promovidos en el trabajo, tener buena salud o encontrar soluciones rápidas a los problemas. Estos deseos pueden ser buenos, pero no tenemos ninguna garantía de que sean parte de la voluntad de Dios para con nosotros.

Podemos llegar a desilusionarnos cada vez que nuestras expectativas no coinciden con el plan de Dios. Aun cuando la esperanza esté basada en una promesa bíblica, es posible que el Señor no la cumpla de la manera o en el momento que queramos. Aunque parezca que Dios no está haciendo nada, Él está preparándonos para el futuro.

La clave para tener contentamiento y gozo radica en poner todo bajo la esperanza absoluta en el Señor. No olvide que Dios es soberano y misericordioso; y quiere siempre lo mejor para nosotros.

Algunas veces, Dios tiene que frustrar nuestras esperanzas para darnos lo que Él sabe que es mejor. Pídale que aclare y oriente sus deseos para que coincidan con su voluntad. Luego, descanse en su bondad y mantenga su esperanza en Él. (De Encontacto.org)

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