martes, 17 de diciembre de 2013

“El Dios que se da a Conocer”

Hebreos 1:1-4 (Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. )

Las personas tienen toda clase de ideas distorsionadas acerca de Dios, y por tanto, tienen una perspectiva equivocada de la vida; por ejemplo, pueden pensar que la vida es simplemente producto de la casualidad, pero el Señor del universo no deja nada al azar.

Debido a que Dios quiere que veamos la vida de la manera correcta, su Palabra nos da una descripción clara de quién es. Una manera que tiene el Señor de darse a conocer, es por medio del mundo material.

La Biblia dice que “los cielos cuentan la gloria de Dios” y “un día comparte a otro la noticia” en cuanto al Autor de la creación (Salmos 19.1, 2). Ellos anuncian su fuerza y su magnificencia. Del mismo modo, el viento, las olas y los desastres naturales declaran el poder de nuestro Dios maravilloso. Y, de manera parecida, toda la naturaleza nos habla del genio creativo de nuestro Hacedor.

Otra manera que Dios elige para darse a conocer, es por medio de la conciencia de la persona. Incluso quienes nunca han escuchado hablar de las leyes de Dios, saben instintivamente qué es bueno y qué es malo (Romanos 2.11-15). Hay ateos que nunca mentirían, robarían o matarían. Este sentido de moralidad lo ha impreso Dios en la conciencia de todo ser humano.

Muchas personas obedecen a sus conciencias, pero no quieren creer en Dios o reconocer que tendrán que rendir cuentas a Él. El hecho es que la incredulidad no anula su responsabilidad para con el Señor. La evidencia de su existencia es innegable, pero Él no obligará a nadie a creer. Toda persona tiene que tomar una decisión: ¿Rendiré culto a un dios de mi propia creación, o al Dios que me creó?
 (De Encontacto.org)

Señor que tu Espíritu Santo traiga revelación y bendición a los que leen estas palabras. Amén!

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