viernes, 22 de noviembre de 2013

“Para Enfrentar las Montañas de la Vida”


Zacarías 4:1-14 (Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus 7 lámparas encima del candelabro, y 7 tubos para las lámparas que están encima de él; Y junto a él 2 olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos 7 son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra. Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos 2 olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las 2 ramas de olivo que por medio de 2 tubos de oro vierten de sí aceite como oro? Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. Y él dijo: Estos son los 2 ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. )

En la visión que Dios le dio a Zacarías, la montaña es una ilustración de barrera u obstáculo. Podríamos preguntarnos qué puede enseñarnos hoy la extraña visión del profeta?

Zorobabel, líder de Judá, y un grupo de 50.000 cautivos habían sido liberados por los babilonios para que volvieran a Jerusalén. Allí, comenzaron a reconstruir los muros del templo, pero fueron atacados por vecinos hostiles. Como resultado, el pueblo de Dios se desanimó y estuvo a punto de darse por vencido.

En el v. 6, Dios le recordó a Zorobabel por medio de Zacarías, que el avance no era “con ejército, ni con fuerza, sino con Su Espíritu”. En otras palabras, cuando Dios nos llama a una tarea, Él mismo asume la responsabilidad de quitar los obstáculos. El Señor pregunta después: “¿Quién eres tú, oh gran monte?” Nada más que una llanura quedaría después que Él actuara por medio de Zorobabel.

Dios nunca ha querido que emprendamos tareas insuperables. Por eso debemos confiar en el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros. Somos como el candelabro (v. 2) que debía mantenerse ardiendo en el templo todo el tiempo. En la visión de Zacarías, los olivos a cada lado del candelabro estaban derramando aceite directamente en su depósito, sin ninguna ayuda de los sacerdotes (v. 12). Al igual que esos olivos, el Espíritu Santo era la promesa de ayuda continua de Dios al pueblo desalentado. Nosotros, también, podemos tener la confianza de que el Señor derrama su Espíritu en nuestras vidas para que nos ayude cuando estemos frente a las “montañas” de la vida. (De Encontacto.org)

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