martes, 30 de octubre de 2012

"Un Poco de la Vida de Martín Lutero"

31 de Octubre:  Día de la Reforma Protestante.
Veamos un poco de la vida de su principal artífice,  quien tuvo un papel mucho más destacado que otros reformadores.  
 Martín Lutero nació el 10 de noviembre de 1483 en Alemania. A pesar de surgir de la pobreza, su padre ansiaba que él llegara a ser abogado con la finalidad de que fuera funcionario civil, y darle más honores a la familia.

Su padre era un hombre de gran carácter, honrado, resuelto y franco, a quien le disgustó mucho ver que Lutero, sin su consentimiento, entrara en un monasterio. 

Tanta era la pobreza de sus padres que al salir de su casa para la escuela de un pueblo cercano, se vio obligado por algún tiempo a ganar su sustento cantando de puerta en puerta y padeciendo hambre con mucha frecuencia. A los 18 años (1501) ingresó en la Universidad de Erfurt, donde tocaba el laúd y recibió el apodo de El filósofo.  

Se dedicó a estudiar los mejores autores: hizo suyo el tesoro del conocimiento de los sabios.  Su talento se desarrolló rápidamente.  En 1502 recibió el grado de bachiller, y en 1505 una maestría. Siguiendo los deseos de su padre, se inscribió en la facultad de Derecho.

Durante una tormenta eléctrica en 1505, un rayo cayó cerca de él, y aterrorizado, gritó: «¡Ayuda Santa Ana! ¡Me haré monje!», luego de este acontecimiento abandonó la carrera; y se dedicó por completo a la vida del monasterio.  

Llegó un momento en su vida que se dedicó con intensidad al ayuno, las flagelaciones, largas horas en oración, al peregrinaje y a la confesión constante. El querer librarse del pecado y de reconciliarse con Dios, le indujo a entrar en un claustro.

Había encontrado una Biblia encadenada en el muro del convento, y se deleitaba en Ella. A medidas que se iba convenciendo de su condición de pecador, procuraba por medio de sus obras obtener perdón y paz.  No rehuía sacrificio alguno con tal de llegar a poseer un corazón limpio y que mereciera la aprobación de Dios.  A consecuencia de esta dolorosa disciplina perdió sus fuerzas y sufrió convulsiones y desmayos de los que jamás pudo reponerse enteramente. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, su alma agobiada no hallaba alivio, y fue casi arrastrado a la desesperación.

Con todo lo contado hasta este momento, más tarde él decía… “Si algún fraile hubiera podido entrar en el cielo por sus obras monacales, no hay duda que yo hubiera entrado. Y si hubiera durado mucho tiempo aquella rigidez, me hubiera hecho morir a fuerza de austeridades."

Cuando Lutero creía que todo estaba perdido, Dios le envió un amigo piadoso que le habló sobre la Palabra de Dios y le llevó a apartar la mirada de sí mismo y a acudir a Jesús. Este le decía "En lugar de martirizarte por tus faltas, échate en los brazos del Redentor; confía en Él, en la justicia de su vida, en la expiación de su muerte. Escucha al Hijo de Dios, que se hizo hombre para asegurarte el favor divino. "¡Ama a quien primero te amó!" 

En 1507 fue ordenado sacerdote.  En 1508 comenzó a enseñar Teología en la Universidad de Wittenberg. Allí se dedicó al estudio de las Santas Escrituras en las lenguas originales. Comenzó a dar conferencias sobre la Biblia, con lo cual fue abierto el entendimiento de multitudes de oyentes que escuchaban aquellas enseñanzas con verdadero deleite.  Su superior y amigo, le instaba a que ocupara el púlpito y predicase la Palabra de Dios, a lo que él vacilaba, sintiéndose indigno de hablar al pueblo en lugar de Cristo. Sólo después de larga lucha consigo mismo, se rindió a esas súplicas.

En 1510 realizó una visita a Roma, que le causó gran decepción al percatarse del estado vano y mundano en el cual había caído la curia romana.  Vio como estaban dotados de bienes propios de príncipes, vivían en espléndidas mansiones, se ataviaban con los trajes más ricos y preciosos, y se sentaban en suntuosa mesa.

Consideró todo aquello en gran contraste y se quedó perplejo.   Por todas partes veía escenas que le llenaban de extrañeza y horror. Notó que había iniquidad entre todas las clases del clero. Oyó a los sacerdotes contar chistes indecentes y se escandalizó de la espantosa profanación de que hacían gala los prelados aún en las misas.

Al mezclarse con los monjes y con el pueblo descubrió en ellos una vida de disipación, libertinaje y corrupción en vez de santidad. Acostumbraba decir: “Si hay un infierno, no puede estar en otra parte que debajo de Roma; y de este abismo salen todos los pecados”.

Después de su regreso de Roma, recibió -en la universidad de Wittenberg- el grado de doctor en teología. Ahora tenía mayor libertad que antes para consagrarse a las Santas Escrituras, que tanto amaba. Había formulado el voto solemne de estudiar cuidadosamente y de predicar con toda fidelidad y por toda la vida la Palabra de Dios, y no los dichos ni las doctrinas de los papas. Ya no sería en lo sucesivo un mero monje, o profesor, sino el heraldo autorizado de la Biblia.

El 21 de octubre de 1512 recibió el título de Doctor en Biblia. En 1515 fue nombrado vicario de su orden, quedando bajo su cargo once monasterios.   Durante esta época estudió griego y hebreo a fin de profundizar más y más.   Su influencia y vocación de ir a las fuentes, lo sumerge en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva.  Con todo este conocimiento, luego es llevado a la traducción de la Biblia judía. 

Ya convencido de que la Iglesia había perdido la visión del cristianismo, enseñaba sobre las Escrituras.  Una de las más importantes enseñanzas fue la doctrina de la justificación sólo por la fe.  Donde empezó a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo, y recibido solamente por la fe.

Más tarde definió y reintrodujo el principio de la distinción entre la Ley de Moisés y el evangelio de la gracia, lo cual reforzaba su teología de la justificación. 

Además de sus deberes como profesor, sirvió como predicador y confesor en varias iglesias, y fue durante este periodo que se dio cuenta de los efectos de ofrecer indulgencias a los feligreses.  (Una indulgencia es la remisión parcial o total del castigo que aún se mantiene por los pecados después de que la culpa ha sido eliminada).

En aquella época, cualquier persona podía comprar una indulgencia, ya fuera para sí o para sus parientes muertos que permanecían en el Purgatorio (falso concepto de estado transitorio de purificación y expiación después de la muerte).

El fraile Johann Tetzel había sido designado para viajar por los diferentes territorios vendiendo indulgencias; y con ese dinero financiar la edificación de la basílica de San Pedro en Roma, y comprar un obispado.

Vio este hecho, no solo como un abuso de poder, sino como una mentira sin base bíblica, que confundía a la gente haciéndole creer en la mentira de las indulgencias: y quitando valor a la confesión y al arrepentimiento verdadero.

Predicó tres sermones contra las indulgencias, entre 1516 y 1517. Pero su enojo siguió creciendo y, según la tradición, el 31 de octubre de 1517 fueron clavadas las 95 tesis en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg… como una invitación abierta a debatirlas. 

Las 95 tesis de Martín Lutero fueron traducidas rápidamente al alemán y ampliamente copiadas e impresas. Al cabo de dos semanas se habían difundido por toda Alemania y, luego por toda Europa. Este fue uno de los primeros casos de la historia en los que la imprenta tuvo un papel importante, ya que facilitaba una distribución más sencilla y amplia.

Como respuesta del papado, dijeron que Lutero era un "borracho alemán” y afirmaban que "cuando esté sobrio, cambiaría de parecer". 

El Papa León X ordenó (en 1518) al profesor de teología Silvestre Mazzolini investigar el tema. Éste denunció que Lutero se oponía de manera implícita a la autoridad del sumo pontífice, al mostrar desacuerdo con una de sus bulas, por lo que declaró a Lutero hereje y escribió una refutación académica de sus tesis. En ella mantuvo la autoridad papal sobre la Iglesia y condenó cada "desviación" como una apostasía.

Lutero replicó y se desarrolló una controversia, hasta el punto de dudar del poder absoluto y autoridad del Papa.   

En este proceso, Lutero tomó parte en la convención en Heidelberg, donde presentó una tesis sobre la esclavitud del hombre al pecado y la gracia divina. Este hombre quien antes profesaba obediencia implícita a la iglesia, negaba ahora abiertamente la autoridad papal y apelaba a que se efectuara un concilio. También declaraba que el papado no formaba parte de la inmutable esencia de la iglesia original.

En enero de 1519, deseando mantener términos amistosos con Federico el Sabio -protector de Lutero-, el papa realizó un intento  de alcanzar solución pacífica al conflicto.  Pidió que Lutero guardara silencio y que escribiera una carta demostrando sus respetos a la iglesia católica.  Esta carta nunca fue enviada, debido a que no había arrepentimiento por lo expresado.

En debate en Leipzig, (1519), Lutero negó que la pertenencia a la iglesia católica occidental bajo la autoridad del papa fuera necesaria para la salvación.

Después del debate, Johann Eck aseguró que había forzado a Lutero a admitir la similitud de su propia doctrina con la de Juan Huss, quien había sido quemado en la hoguera.

Ya para 1519 los escritos de Lutero circulaban ampliamente por Francia, Inglaterra e Italia, y los estudiantes se dirigían a Wittenberg para escucharlo.   Las controversias generadas por sus escritos llevaron a Lutero a desarrollar sus doctrinas más a fondo.

Las reformas que Lutero proponía no sólo se referían a cuestiones doctrinales, sino también a abusos eclesiásticos (exceso de cardenales, altos ingresos del papa; reconocimiento de un gobierno secular; renuncia del papado al poder temporal; abolición de los interdictos (procedimiento judicial cuyo objetivo es atribuir la posesión de una cosa a una determinada persona física o jurídica frente a otra, de manera provisional); abusos relacionados con la excomunión (expulsión de una persona de una confesión religiosa); abolición del peregrinaje dañino; eliminación del excesivo número de días santos; supresión de los conventos de monjas, la suntuosidad; la abrogación del celibato), en fin una reforma general de moral pública.

El completo desarrollo de la doctrina de Lutero sobre la salvación y la vida cristiana se expuso en su ensayo “La Libertad Cristiana” (20 nov. 1520), donde pidió una completa unión con Cristo mediante la Palabra a través de la fe; la entera libertad de un cristiano como sacerdote y rey sobre todas las cosas externas, y de un amor así para con el prójimo.

El Papa advirtió a Martín Lutero el 15 de junio de 1520, con la bula papal Exsurge Domine, de que se arriesgaba a la excomunión, a menos que en un plazo de 60 días repudiara 41 puntos de su doctrina.  En octubre de 1520 envió su escrito al papa, añadiendo la frase significativa: "Yo no me someto a leyes al interpretar la palabra de Dios". El papa León X lo excomulgó el 3 de enero de 1521.

En 1521 fue llamado a renunciar o reafirmar su doctrina, y le fue otorgado un salvoconducto para garantizar su seguridad.  Lutero se presentó el 16 de abril, con una mesa llena de copias de sus escritos. Aquí le preguntan si los libros eran suyos y si todavía creía en lo que esas obras enseñaban. Pidió un tiempo para pensar su respuesta, lo cual le fue concedido.

Oró, consultó con sus amigos y mediadores y se presentó al día siguiente. Cuando le pidieron  a que respondiera ante la pregunta "¿Rechaza sus libros y los errores que en ellos se contiene?"

Respondió: "Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón —porque no le creo ni al papa ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos— por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable".  De acuerdo con la tradición, dijo estas palabras: "¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura! ¡Que Dios me ayude!"

En los siguientes días se hicieron conferencias privadas para determinar el destino de Lutero. Antes de que la decisión fuese tomada abandonó Worms. Durante su regreso a Wittenberg desapareció.

El 25 de mayo de 1521 fue redactado el Edicto de Worms, declarando a Martín Lutero prófugo y hereje, y prohibiendo sus obras. La desaparición de Lutero durante el viaje de regreso de Wittenberg fue planeada. Federico el Sabio dispuso que una escolta enmascarada a caballo capturase a Lutero y lo llevase al castillo de Wartburg en Eisenach, donde permaneció cerca de un año.

Esta estancia en Wartburg fue el comienzo de un periodo constructivo de su carrera como reformador,  empezó a traducir la Biblia, imprimiéndose el Nuevo Testamento en septiembre de 1522.

Además de otros escritos, preparó la primera parte de su guía para párrocos y sobre la confesión, en la que niega la confesión obligatoria y admite la sanidad de las confesiones privadas voluntarias. También escribió en contra del arzobispo Albrecht, a quien obligó a desistir de la venta de indulgencias.

8 de abril de 1523  Lutero había decidido ayudar a escapar a doce monjas del monasterio cisterciense en Nimbschen, cerca de Grimma en Sajonia, sacándolas del convento dentro de barriles. Entre estas personas se encontraba Catalina de Bora con quien en la mañana del martes 13 de junio de 1525 se casó; tuvieron tres hijos y tres hijas.

Cuando Lutero tradujo la Biblia (1534) al idioma alemán (en 6 tomos), la mayoría de la sociedad era analfabeta. Solo la iglesia tenía el control del conocimiento; sus miembros eran estudiosos y educados, en contraste con la sociedad analfabeta que adquiría sus conocimientos a través de la transmisión oral, la memorización y la repetición de los textos bíblicos.   

Lutero hizo que la Biblia dejara de ser un mito; e hizo posible el acceso al conocimiento, la información y la educación.  Facilitó la propagación del protestantismo, siendo la primera persona que imprimió un libro.  De esta forma le restó el poder a la iglesia católica romana sobre el pueblo alemán. 

Gracias a la imprenta, sus escritos se leyeron en toda Alemania y ejercieron influencia sobre otros reformadores y pensadores. 
Utilizó una edición griega del Nuevo Testamento, durante el proceso de traducción, visitó pueblos y mercados cercanos con la intención de investigar el dialecto común de la lengua alemana. Escuchaba a las personas hablar, para así poder transcribir en lenguaje coloquial.  Le dedicó la Biblia alemana a Federico El Sabio, a quien estimaba grandemente.

El trabajo de traducción de Lutero es considerado como uno de los pilares de la literatura alemana.    Continuó refinando su traducción durante el resto de su vida, trabajo que fue tomado como referencia para la edición de 1546, año de su muerte. 

Sostuvo que la sola recepción de la comunión es inútil sin fe. Insistió en que los impíos e incluso las bestias que toman y beben los elementos consagrados, comen y beben la sangre y el cuerpo de Cristo, pero el beber y comer "indignamente" les sería juzgado (1ª Corintios 11:29).

El 17 de febrero de 1546, sufrió dolores en el pecho. Al irse a la cama oró diciendo: «En tus manos encomiendo mi espíritu; me has redimido, oh Señor, fiel Dios», tal y como se oraba habitualmente cuando llegaba la hora de la muerte. A la una de la madrugada despertó con un agudo dolor de pecho y fue envuelto con toallas calientes.

Sabiendo que su muerte era inminente, le agradeció a Dios por haberle revelado a su Hijo.  Murió a las 2:45 del 18 de febrero de 1546 en Eisleben, la ciudad donde nació. Fue enterrado en la Iglesia del Palacio de Wittenberg, cerca del púlpito desde el cual había transformado al cristianismo.

(Fuente consultada:  es.wikipedia.org...Edición Wilda Messina)

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