viernes, 26 de octubre de 2012

"El Mendigo Musical"

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad. Era un hombre sucio, maloliente, que tocaba un viejo violín.

Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que le arrojaran algunas monedas para llevar a casa. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, al desafinado instrumento, a pesar de la apática y aburrida forma con que lo tocaba.

Un famoso concertista que pasó frente al mendigo musical, y que oyó aquellos sonidos tan discordantes, decidió hacer algo. Le solicitó el violín, el cual el mendigo musical le prestó con cierto recelo. Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento.

Los transeúntes comenzaron a aglomerarse para ver el improvisado espectáculo, y pronto había una pequeña multitud escuchando el extraño concierto. La boina se llenó de monedas y billetes.

Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra y con tanta alegría, el mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y repetía orgulloso a todos: “¡¡Ese es mi violín!! “¡¡Ese es mi violín!!

La vida nos da a todos “un violín”. Y está compuesto por nuestros conocimientos, habilidades y actitudes. Nosotros tenemos la libertad absoluta de tocar “ese violín” como nos plazca.

Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan su violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Son personas que hacen su trabajo de la forma: “ahí va…”, y que creen que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución. Es gente que piensa solo en sus derechos, pero sin obligación de ganárselos.

Tenemos que aprender que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría. Debemos estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades llegan a ser concertistas con ese violín que es la vida. También se registran casos de otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

La verdad es que Dios nos concedió “libre albedrío”. Podemos hacer algo grande de la vida, o hacer de ella algo mediocre. Esa es una decisión personal. Nos guste o no, solamente prosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías!

Colosenses 3:23 Y todo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;

Colosenses 3:17 "Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios Padre por él."

(De renuevodeplenitud.com)

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